HOTELES DE CUBA: Deauville.


Durante los años veinte se produjo una gran demanda de alojamiento en la Habana, y se construyeron hoteles de cuatro y cinco pisos como el Lafayette y el New York. Al iniciarse la segunda década del siglo XX, se incrementó la afluencia de inversionistas, comerciantes, lo que condujo a un nuevo incremento de la demanda de capacidades de alojamiento en La Habana y en el interior del país.

Durante los años 40 se edificaron pequeños hoteles como el Ocean y en el 1946, localizado en las calles Genios y Malecón, fruto de un proyecto de los arquitectos Raúl Rodríguez y José Suárez, mientras que en 1946 el pequeño Petit, más modesto y terminado en 1948 emplazado en las calles Malecón y Cárcel. Era apenas el comienzo. Dos años después apareció el Surf, entre las calles Malecón y Cárcel, de tres niveles y 16 habitaciones. Tanto el Ocean, el Surf, como el Petit fueron cerrados y transformados en viviendas.

Entonces comenzaba el sector turismo a dar sus primeros pasos, y comenzó a desplazarse de la zona del ring habanero hacia el barrio del Vedado, al convertirse este en un área preferida de la burguesía habanera; y además facilitarse el uso turístico con la extensión del Malecón hacia esa zona de la ciudad. En realidad el boom hotelero estalla en el año 1954, con la promulgación de la ley de hoteles 2074, promulgada por el entonces dictador Fulgencio Batista.

Esta ley incentivaba la disminución de impuestos, contratos del gobierno y licencias de casinos a quien construyera un hotel que costara más de un millón de pesos o, en su lugar, un club nocturno de un mínimo de doscientos mil, se disparó el negocio hotelero y con ellos la aparición del Riviera, Capri, St. John y Havana Hilton, todos incluyendo casinos por supuesto.

Justo en el atractivo malecón habanero, haciendo esquina a la calle Galeano, se erigió el hotel Deauville, nombre de origen francés y de una ciudad costera en Normandía, que se inauguró en los primeros meses de 1958 con todas las facilidades de los mejores hoteles de la época. Constaba con 14 niveles y 45 metros de altura. 

Sus 153 habitaciones estaban climatizadas, algunas de reducido tamaño en dependencia a la geometría de su proyecto y pensadas para los usuarios de los casinos básicamente, sacrificando con ello el confort. Contaba además con salón para convenciones, cabaret, restaurantes de primera categoría, piscina y solárium, varios bares, etc. Contaba con dos casinos, uno de lujo operado por Santos Traficante, ubicado junto al famoso bar Nevada. El acceso público se dispuso hacia Galiano y el acceso de servicio hacia San Lázaro.

El hotel, como los casinos, fueron originalmente propiedad del jefe de la familia mafiosa Santos Trafficante, mientras que el banco de la "bolita" del cubano Evaristo García Jr. El Deauville constaba con cuatro casinos. Ojo al dato: Para el año 1959 el directorio hotelero Cubano contaba con 125 hoteles y 3 moteles de carretera con una capacidad total de 7 728 habitaciones de las cuales más de 4 000 se concentraban en la capital. 

Con la caída de Batista, tanto el casino, como las demás instalaciones fueron prácticamente destruidas el uno de Enero por las enardecidas masas que avanzaron hacia el Malecón entrando por la puerta que daba a su casino popular. Fue nacionalizado el 24 de octubre de 1960 junto con los demás negocios que tuvieran inversionistas norteamericanos. Entre las décadas del setenta y el ochenta del siglo XX, la mayoría de los edificios hoteleros heredados del período republicano sufrieron la falta de mantenimiento, unido al deterioro del paso del tiempo y la explotación de las instalaciones. 

Como resultado, los hoteles con más años de uso, ubicados mayoritariamente en la zona de los actuales municipios Habana Vieja y Centro Habana y en su mayoría con tecnologías y sistemas constructivos que habían rebasado ampliamente su vida útil, fueron cerrados, con lo que se inició un acelerado proceso de deterioro. Muchos se convirtieron en edificios de viviendas o ciudadelas, con los consiguientes daños y pérdidas de sus valores originales, así como inadecuadas modificaciones, y el Malecón tradicional no escapó a este proceso degenerativo, más bien fue una de las áreas de la ciudad que más lo sufrió
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