El despreciable vocero de la dictadura Castrista en la televisión nacional, la única que hay, Humberto López, intentaba amedrentar a la descontenta población para que no siguiera saliendo a las calles a protestar.
En su infantil retórica, este abyecto personaje aseguraba que si el Castrismo caía algún día, a la isla iría un "inspector norteamericano" a recuperar aquellas mansiones que en su gran mayoría habían pertenecido a la burguesía y que, en 1959, fueron confiscadas por el régimen en el poder. Quien lo escuchara en ese momento y no conociera a semejante gusarapo, podría correr el riesgo de creer que desde entonces estas fastuosas mansiones estaban en poder del pueblo Cubano.
Veamos esta historia, no sin antes explicar algo para el que no es Cubano.
Según la RAE, la biblia de la lengua castellana en el mundo, el verbo PERMUTAR es la acción de intercambiar algo por otra cosa, o sea que significa canje, trueque, intercambio, conmutación o trocamiento de algo. Vale. El problema radica cuando se trata de "permutar viviendas", como viene sucediendo en Cuba en los últimos 60 años, que pasa a ser algo inédito en la historia, la más reciente al menos, pues desconocemos si en algún otro país se hayan hecho estos tipos de trueques con anterioridad. No lo creemos.
En un mundo normal, si a alguien no le gusta la casa donde vive se muda para otra, y en el caso de que sea una en propiedad, la opción es venderla y comprarse otra. Y ese es el caso - precisamente - de esta bonita residencia ubicada en la calle 92 No. 508, entre 5ta Avenida y 5ta A, en Miramar, el exclusivo reparto del municipio Playa.
Su dueño, antes del Castrismo y según el "Libro de oro de la sociedad habanera", de 1954, de Pablo Álvarez de Canas y Joaquín de Posada, perteneció al abogado e ingeniero civil cubano, Don Macario Fernández, y su esposa la cantante lírica Leticia Reyna, que vivían allí con sus dos hijas. Con la llegada de Castro al poder, el matrimonio se disolvió, la doña partió con sus hijas al exilio, y don Macario se se quedó solo en aquella mansión hasta su fallecimiento.
Dicen que estuvo viviendo con la ex manicura de su mujer, que al quedarse solo pasó a ser su concubina, a juzgar por unas declaraciones hechas por una vecina al sitio online Cibercuba en noviembre del 2023. Al parecer a la muerte de Macario, esta mujer heredó la casa y la permutó (movimiento solo visto en cuba antes explicado) y ahí se perdió el rastro de esa familia. Ni siquiera sabemos que fue de sus dos hijas, que se ojalá se encuentren donde estén.
Como es sabido muchas mansiones fueron expropiadas por el gobierno comunista cuando sus dueños marcharon al exilio. La lista es larga no crea. Y tanto que en 1972 y luego en 2006, una comisión independiente del Departamento de Justicia de los Estados Unidos certificó un total de 5,913 reclamaciones, entre mansiones y compañías expropiadas que suman un valor de aproximadamente 8,500 millones de dólares.
El Estado ocupó estas mansiones, unas se las quedaron los principales dirigentes o sus familiares, mientras que otras fueron sedes diplomáticas o de diversos usos institucionales. Al parecer, esta casa se encontraba en venta, si no es que ya se vendió. Según la fuente de este sitio, de alguna manera había caído en manos supuestamente de la esposa del destituido funcionario castrista, Abraham Masiques, y había sido convertida en una especie de motel.
En junio de 1960, el periódico "El Mundo" publicó una lista de casi 1,500 personas cuyos bienes habían sido confiscados por el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, encargado de investigar a ex miembros del gobierno y personas cercanas a Fulgencio Batista, derrocado por Fidel Castro y sus guerrilleros en 1959.
Maldita Hemeroteca