HECHOS Y PROTAGONISTAS: Quintin Banderas


La doctora Julia, nieta del general Quintin Bandera.

En una entrevista publicada en varios sitios oficialistas cubanos, aparece una nieta del general mambí, Quintino Bandera Betancourt, la señora Julia Martina Corzo Bandera y que fiel a la estirpe de su abuelo, seguía desempeñando su profesión de medico a los 81 años.

Su madre, Dulce Virginia, fue una de las hijas que tuvo Quintín con su esposa Virginia Zuaznabar, y que esta a su vez se había casado con el coronel del ejército libertador, Ignacio Corso. Entre las anécdotas contadas, la señora Julia aseguró que mientras que el general Antonio Maceo y su tropa realizaban los trayectos a caballo durante la invasión a occidente, su abuelo prefería ir andando. Aún así, llegaba al campamento a las pocas horas.

Agregó además, que a Quintín le llamaban el “Burlador de la Trochas”, lo cual es cierto, las cruzó varias veces, incluso la de Mariel - Majana fuertemente vigilada por las tropas del general Valeriano Weyler, la misma donde cayó intentándolo su compadre Antonio Maceo. Por otro lado aseguró que su abuelo tuvo siete hijos, dos fuera del matrimonio y cinco con su abuela Virginia Zuaznabar ", (...) una negra hermosa que consiguió la libertad por sí misma". Llegado al punto de la muerte de su abuelo, la doctora Julia apuntó lo siguiente:

"Su cadáver recorrió la ciudad dentro de una tosca caja de madera traslada en un carromato para carbón, sin siquiera la bandera cubana para adornarlo. Los restos, afortunadamente, fueron rescatados y ahora descansa en el Cementerio de Colón. Sobre su tumba se levanta una columna cortada, como sucedió con su vida, que fue tronchada. He estado allí muchas veces con mis hermanas, es un sitio importante para mí".

Vamos a ver...

Afortunadamente hoy contamos con infinidad de textos, publicaciones, artículos, documentos y libros, escritos por gente que conoció muy bien la vida de su abuelo, probablemente mucho mejor que ella porque fueron sus compañeros en el ejercito e incluso sus amigos, y que quizás la doctora no haya leído por culpa de la censura, la manipulación y el sectarismo de ese régimen.

Los procesos históricos no se pueden banalizar tan a la ligera, y si el electoral de 1901-1902 se había resuelto debido a la intervención directa de los Estados Unidos, en el de 1905 el presidente Tomás Estrada Palma se vio obligado hasta cometer fraude con tal de vencer a sus adversarios liberales. Sin embargo no se lleve a engaños, no peque de inocente. Si usted quiere dar por sentado que al presidente le movía la ambición por el poder, ese es su problema, incluso puede que tenga hasta un poco de razón, pero los hechos posteriores demostraron otra historia muy distinta.

Palma sabía perfectamente que los liberares de José Miguel Gómez no iban a mantener un gobierno íntegro como el suyo, que fue capaz de revertir un desastre económico en un país que llegó a acumular una reserva de 20 millones de pesos. ¿Cómo cree usted que Estrada Palma consiguió hacer ese milagro?, pues gracias a las relaciones suyas con el gobierno y los banca norteamericana. ¿Cómo si no?. 

Gracias a esos "contactos" fue que se pudo pagar la pensión desmovilizadora de los mambises, entre otras cosas, pero acarreó una deuda para el estado la cual había que pagar. La sublevación de los liberales fue un golpe de estado en toda regla, perpetrado por una nueva élite política, un caciquismo que comenzaba a gestarse en la isla por parte de gente como el general "Chucho" Monteagudo; Demetrio Castillo, Carlos García Vélez, Juan Gualberto Gómez, Manuel Lazo, entre otros que al final fueron los responsables de que el 29 de agosto de 1906, las tropas norteamericanas ocuparan la isla por segunda ocasión.

Sabía perfectamente que si los liberales llegaban al poder, acabarían malversando el tesoro publico que tanto trabajo había costado, como al final hicieron. La corruptela de Jose Miguel Gómez fue antológica, y aunque bajo su mandato se alcanzaron importantes cosas, al final dejó al país prácticamente en la ruina. Eso, sin entrar en la barbarie cometida contra negros y mestizos rebelados en su contra, dando origen a un precedente violento que seguimos padeciendo.

La historia escrita por aquellos protagonistas - no la de esta señora y muchos menos la del sitio que la entrevista - ha recogido la muerte de su abuelo como un asesinato cruel, vil y premeditado, de eso no cabe ninguna duda. Como es sabido el general fue ultimado el 23 de agosto de 1906, cuando se encontraba en una finca en Arroyo Arenas, en Marianao, propiedad del señor Manuel Silveira.

No estaba allí de vacaciones o como invitado, estaba alzado junto a varios elementos pro liberales en contra de Estrada Palma, un gobierno tan legítimo como que fue elegido por unanimidad por los compromisarios de todo el país, y donde el prestigioso abogado Domingo Méndez Capote, segundo del generalísimo Máximo Gómez, era su vice presidente. Al final aquel levantamiento dio al traste con la república, porque una cosa sí fue cierta, los primeros que echaban mano de la enmienda Platt eran los propios cubanos. 

Por ende, se suspendieron las sesiones del congreso, así como las ramas de la administración publica. Y aunque haya sido cruel e injustamente asesinado, su abuelo estaba violentando un gobierno donde incluso, se produjo la muerte de un oficial del ejercito que hasta muy poco había sido su compañero en la manigua. Es más, uno de los ascensos del capitán Delgado que fue a detenerlo, se lo había dado su abuelo precisamente. 

Puede que doña Julia no sepa que su abuelo no tuvo derecho a retribución monetaria ninguna, y no fue Tomás Estrada Palma el culpable precisamente. Quien fulminó a su abuelo fue el generalísimo Máximo Gómez, cuando lo sometió a un consejo de guerra por cometer innumerables indisciplinas. En ese consejo, celebrado el 28 de agosto de 1897, su abuelo resultó degradado e incluso sabiendo Gómez lo que esa medida significaría para la pensión de un hombre con casi 70 años. 

El prontuario de desobediencias de su abuelo amplio y bastante conocido. Su compadre, el general Antonio Maceo, lo tuvo que meter preso en la finca "Manuelita" e incluso destituir del cargo en la jefatura del regimiento de infantería de Oriente. Pese a todo, y teniendo en cuenta lo que había hecho este mambí por la libertad de Cuba, deciden darle una segunda oportunidad. 

Fue nombrado al frente de la 1ra División del 4to Cuerpo en las Villas en la zona de Trinidad. Allí entró rápidamente en problemas con el general Mayía Rodriguez, dentro de lo que la historiografía castrista ha hecho llamar "etapa de intrigas y envidias entre los jefes". Luego con el general Calixto García como lugarteniente, Calixto nada menos, dejémoslo así, se negó en 1897 a cumplir su orden de marchar hacia occidente como jefe de la primera división del cuarto cuerpo. 

Por el contrario, decide por su cuenta y riesgo regresarse a Trinidad. Más tarde retrasó la recuperación de unas armas, entre ellas un cañón, y es entonces cuando el generalísimo decide ponerle fin "al problema". Fue acusado de delitos muy graves, como desobediencia, insubordinación, sedición e inmoralidad, pues se habló incluso de violaciones cometidas en Trinidad. 

Otra cosa muy distinta fue su final, sobre todo tratándose de un mambí con un expediente donde brillaban estrellas ganadas en las tres guerras. Debido a esa degradación su pensión fue bastante exigua, e incluso en la búsqueda del sustento le fue negada la plaza de "inspector de montes" en Guantánamo. 

El Estrada Palma, "el de los cacareados cinco pesos", le ofrece un empleo al frente de la recogida de basura, no como basurero como se ha repetido en cuanto artículo cubano usted se encuentra publicado por ahí, trabajo del cual fue despedido porque en realidad, lo que Quintín quería era una finca y no contaba con el dinero para comprarla. No obstante la firma jabonera "Crusellas" le brinda la posibilidad de hacer un contrato publicitario que, en ese momento, lo sacó del atolladero económico en que se encontraba.

Quizás no sepa doña Julia que la tropa de su abuelo no solo había atacado Arroyo Arenas, la tomó e incluso con la agravante de que uno de sus ayudantes, Desiderio Piloto, le dio muerte a un teniente del ejercito en una escaramuza en la "Laguna de Ariguanabo". Que a pesar de todo su historial patriótico que databa desde los tiempos de Narciso López en 1851, alzarse contra un gobierno constitucional acarreaba graves consecuencias que su abuelo decidió asumir. 

Nos remitimos a la entrevista que concediera el mayor general Enrique Loynaz del Castillo, uno de aquellos alzados, al periodista Bienvenido Espinosa Morejón:

“Quintín había sido el primero en realizar acciones de guerra en la revolución de 1906. Después de tomar Arroyo Arenas acampó cerca de la Laguna de Ariguanabo (…) después de salir de la Laguna, el general se dirigió a la finca de Silveira, de la que estaba encargado un isleño lechero.

(…) El hombre anunció que iba a la Habana y Quintín, desoyendo los consejos de sus ayudantes que le recomendaban que no lo dejara ir, envió con él una carta a Silveira para que éste pidiera un salvoconducto al gobierno. Quintín consideraba fracasada la revolucion y quería salir hacia el extranjero. 

"Se que Silveira llevó la carta a Palacio; pero el Presidente Estrada Palma, en vez de darle el salvoconducto, ordenó un escarmiento y se le dio órdenes al General en Jefe de las fuerzas, Alejandro Rodríguez les detuviera para someterlos al juicio de los tribunales".

Estas informaciones fueron basadas en las declaraciones hechas por los dos ayudantes de Quintín que, al percatarse de que la guardia rural se acercaba, salieron corriendo y buscaron refugio en un monte cercano. Uno de ellos era Desiderio Piloto que no dudó en salir corriendo. Desde allí pudieron observar lo sucedido. Incluso en esa entrevista el general cuenta de como liquidó al capitán Delgado en un combate en la zona de Babiney. 

La noticia, publicada en el periódico "La Lucha" el 21 de agosto de ese año, decía lo siguiente:

"El general Núñez ha organizado personalmente las fuerzas que persiguen al general Quintín Banderas. Ayer recorrió Marianao, Arroyo Arenas y Punta Brava. Iba el general en dirección al callejón del Garro, donde se había sentido un fuerte fuego, cuando regresaba el capitán Ignacio Delgado con fuerzas de la Guardia Rural después de sostener fuego con la partida de Quintín Banderas, a la cual dispersó, mando al capitán Nicona y a un moreno de la partida, ocupándole armas y caballos. 

El teniente de la Guardia Rural, el señor Roque, que mandaba la vanguardia, cayó muerto con las primeras descargas de la partida. A las 5 y media de la tarde y con la cara tostada por el sol, llegó a Palacio el gobernador de esta provincia, el general Emilio Núñez, que acababa de regresar de una excursión a caballo por los términos de Marianao y Bauta, que recorrió en unión de las fuerzas de la guardia rural, encontrándose muy cerca del sitio en que tuvo lugar el encuentro del Garro donde perdió la vida el teniente Roque. 

El gobernador dio cuenta a Don Tomás del resultado del viaje, y a la prensa dijo que a estas horas le estará pesando al general Quintín Banderas haberse lanzado al campo, pues el grupo que mandaba dicho general, fue dispersado ayer".

Ese mismo día el capitán Ignacio Delgado publicó su versión de los hechos en "El Mundo", y que muy pocos daban por cierta:

«(…) Era ya muy entrada la noche, nada se veía, ni la palma de la mano. Sin saber por qué ni por dónde cae sobre nosotros con un fuego nutrido y sostenido, una partida de rebeldes. Ordené un ataque en firme y se entabló la lucha parte a parte (…) Ordené inmediatamente un reconocimiento en el campo y a la luz de varios fósforos recogimos tres muertos.

(…) Yo me había sospechado que uno de los muertos era Quintín Bandera, no solo porque le había reconocido el rostro a la luz de los fósforos, sino porque en el momento de la lucha sentimos todos su voz  ¡¡Al machete!!  ¡¡Al machete!! Traté de convencerme en el camino y adquirí la certeza de que sobre uno de los caballos llevaban a Quintín Bandera. Declaro que quedé sorprendido (…)».

Acaso tendríamos que creernos que un hombre aguerrido como Quintín, se iba a dejar coger tan mansamente como dicen que dijo: "Me van a matar así". ¿De verdad?. Lo dudamos también. Mire, si le sirve de consuelo, que sepa que no todos los de aquel gobierno se alegraron de su muerte. Por ejemplo el prestigioso jurista pinareño Eduardo Dolz y Arango, ex diputado a las cortes y senador del partido conservador por Pinar del Río, fue uno de los que criticó el trato vejatorio dado a los cadáveres:

"La muerte del general Quintín en las primeras horas de la mañana de ayer, ha sido juzgada como una gran contrariedad para los alzados y  como un triunfo parcial para el gobierno; pero esta acción de guerra, que a los efectos de la campaña ha sido buena, no ha atrancado entusiasmo ni producido regocijo alguno.

Porque dígase lo que se quiera, no sentimos odio ni las pasiones se hallan excitadas de lo que resulta que cada patriota que cae, cada ciudadano que muere, ya sea el teniente Roque o el general Quintín Banderas, o ya los jóvenes pinareños Goenagas y Castellanos, causan profunda pena y hieren la conciencia pública y no hay labios que sonrían si no lagrimas en el rostro y una profunda tristeza en el alma.

Y ya que las victimas de la actual revuelta hablamos, sin meternos a profanos, censuramos que los cadáveres de los jóvenes pinareños hayan sido entregados a sus familiares y el de Quintín se le haya negado a sus parientes, sin detenernos a pensar de que en Pinar del Río pudo hacer y en la Habana no podía consentirse por podrían ser perturbadores del orden.

Hemos de decirle - repetimos- que nos parece innecesarios traer hasta el centro de la ciudad los cadáveres de los caídos en esa acción de guerra. Es un espectáculo triste sobre el que se hacen siempre comentarios contra el gobierno, injustos por que el programa político de la campaña expresado por el gobernador provincial ante los reclutas, no puede ser más humano ni más noble. Sobre su abuela, y ya para finalizar...

Y sobre lo de su abuela, también hay matices no confesados por ella en esa entrevista...

Al fracasar la guerra chiquita, su abuelo fue desterrado a la Fortaleza de Isabel II en las Islas Baleares, España, un enclave que sirvió de aislamiento forzado para varios de aquellos rebeldes Cubanos que cayeron prisioneros en el fallido levantamiento de 1879. Para el 1880 más de 200 deportados Cubanos pasaron por allí, entre ellos José Marcelino Maceo Grajales y Felipe Regueiferos Grajales, hijos de Mariana Grajales, así como Adolfo "Flor" Crombet Tejera, Pio Acosta, Guillermo Moncada Veranes entre otros que, gracias a rendirse, no terminaron fusilados.

Artículo original de Francesc Portella del Diari Menorca: Click en la imagen

En aquella prisión fue donde Quintín Bandera aprendió a leer a los cincuenta años. Y una vez se firmó la paz y fueron libres de regresar a Cuba, su abuelo lo hizo del brazo de una mujer blanca, no de una negra hermosa como su abuela. Tan blanca como que se trataba de la mahonesa Francesca Orfila, con la que se casó en 1886 además. 

No solo Quintín, también los Maceo tenía allí a "sus mulaticas" al decir de Fermín Valdés Domínguez, una de ellas con apenas 14 años que dio a luz un hijo de José. Así mismo en el expediente de deportación de Pío Acosta, aparece la solicitud de un pasaje de regreso para su mujer Carmen González Gutiérrez. Quizás no sepa tampoco que en medio de la evacuación de las tropas españolas de Cuba, su abuelo salió envuelto en la bandera de España.

Como apuntó el general José Lacret y Morlot: "Aquellos que en la guerra era enemigos, en la paz eran sus amigos". Lacret, en su "Diario del Soldado", llegó a afirmar que Quintín Bandera consideraba justa la lucha de España en Cuba, y citando las propias palabras de su abuelo apunto: "porque una ganga así había que defenderla". En cambio cuanto voluntario o guerrillero cubano caía en sus manos, terminaba degollado. Fueron detalles de su vida de estos hombres, de los que apenas se habla.

Curioso también fue que un hijo suyo fuera musico en Francia, José Quintín Bandera, conocido por su nombre artístico de "José Bandera", ejecutante de instrumentos de viento que vivió en París desde principios del siglo XX. Allí conoció a una chica llamada Jeanne Bartel, con la que se casó y tuvieron un hijo de nombre José en 1932. 

Con los años el chico fue un cantante de bastante éxito en la ciudad luz, incluso trabajó con el prestigioso compositor Michel Legrand en algunas de sus obras, como por ejemplo en la película "Los Paraguas de Cherburgo", de 1962, donde dobló la voz del personaje de Guy Foucher, interpretado por el actor Nino Castelnuovo y que tuvo a Catherine Devenue en el protagónico femenino. Además en 1968 prestó su voz al Rey Louie, en la versión francesa del “clásico de Disney”, El libro de la selva.

En la década de los 50 su padre pudo regresar a Cuba invitado por Gaspar Pumarejo en compañía de otros grandes músicos residentes en el extranjero, como Antonio Machín, Machito, Mario Bauzá, Vicentico Valdés, Filiberto Rico, Raúl Zequeira o la pianista Zenaida Manfugás. Su hijo José Bartel murió en la Rochela, Francia, el 26 de enero del 2010. Un dato curioso, participó en el festival de la canción Varadero 1967; mientras que en los estudios "Areito" de la Habana, grabó el tema "Que personaje"

Claro quedó que la voluntad de aquel gobierno fue acabar con su vida de Quintín, pero el ambiente, las tramas, protagonistas y contextos, son los que marcan el devenir de la historia. De hecho en la obra de Miguel Barnet, "Biografía de un cimarrón", donde el mambí Esteban Montejo fue entrevistado en el asilo de ancianos donde residía, confesó que Quintín "era un negro resentido" ...

(....) "A mi me han dicho que iba a la guerra por los negros. Lo vide varias veces en "Mal Tiempo" donde llegó tarde y con poca gente. Había tenido otros encuentros antes. Allí se apareció con dos muías, (vacas) dos mujeres y unos cuantos hombres, muy pocos. 

Los españoles le tenían pánico. Ni en pintura lo querían ver. Siempre les jugaba la cabeza. Se les escapaba, se burlaba de ellos y al que pillaba frío se la cortaba. Antes le preguntaba: "¿Cómo te ñama?" y cuando el español iba a decir su nombre, le contestaba: "Te ñamabas", y le cortaba la cabeza". 

Desgraciadamente la guerra en Cuba no finalizó con la derrota de España en 1898. Aun faltaban otras tan mezquina y miserables donde la alta oficialidad del Ejército Libertador llevó el protagonismo. Guerras donde acabaron con la vida de miles de cubanos que tenían la piel tan negra como la de Julia; y donde gente como su abuelo decidió tomarse la justicia por su cuenta y riesgo.

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