LAS MLB: Y el misterio de los jonrones


El otro día hice un comentario en un post de las MLB en la red social de Facebook, donde se resaltaban las 40 bases robadas y los 40 jonrones del fenómeno japonés de los Dodgers de los Ángeles, Shohei Ohtani. 

No solo eso, que la alcanzó en tan solo 126 partidos, con lo cual le faltan todavía casi cuarenta para seguir mejorándola. Comenté, que si el cubano José Canseco hubiera bateado con estas pelotas que se están bateando hoy, probablemente la cifra hubiera sido 60-40. Recordemos que fue el habanero el primero que impuso esta marca en la historia del beisbol, y luego llegaron Barry Bonds, Alex Rodriguez, el dominicano Alfonso Soriano y el venezolano Ronald Acuña.

Luego me sentí mal por haberlo escrito, más siendo un jugador ejemplo del que tengo nada en su contra, al contrario, cada día admiro más su entrega y lo que consigue hacer, que no se veía en este deporte desde los tiempos del gran Babe Ruth. Pero no es menos cierto, y esto lo digo en mi modesta opinión, que hay algo que está beneficiándolos en relación con los de antes. En concreto, para mi que están bateando un tipo de pelota que los demás no batearon y las cifras están ahí, no tiene más que buscarlas. 

Desde el año 2016 se han estado bateando cantidades impresionantes de jonrones, que o bien se acercan, o incluso sobrepasan, la barrera de los seis mil en una sola temporada. La primera vez que se alcanzó los mil, fue en la temporada del 1922. Desde entonces, y excepto 1923, 1924, 1926 y 1927 que se quedó muy cerca, desde 1928 no ha hecho más que crecer y crecer.

Eso se debe - por supuesto - a varios factores que van ligados con el mismo desarrollo físico y técnico que va alcanzando la sociedad, no solo en el beisbol, en casi todo, pero aun así me resulta muy curioso que en estas ultimas campañas el numero de jonrones haya casi duplicado al de un beisbol relativamente moderno como el que se jugó en la década de los años noventa.

Y no sé si es eso o que, pero las cifras en cada temporada se están volviendo casi escandalosas. Para poner un ejemplo, en las temporadas del 2019 y 2021 los jonrones conectados duplicaron los de 1991, 1992 y 1994 e incluso, estos tres años en que se dispararon poco más de tres mil, fueron años comprendidos dentro de la llamada "época dorada del dopaje".

Fueron los años en que el patillas Brady Anderson terminó bateando 50 jonrones, la mayor cifra en la historia de los Orioles y curiosamente 26 más que la mayor cantidad que él pudo batear en sus 15 años de carrera. Aunque es verdad que era un tipo muy atlético físicamente, con lo cual no digo que se haya dopado. Pero atlético en grado sumo lo era José Canseco, y ya vimos los que pasó después. Como atléticos eran también Sammy Sosa y Mark McGwire en 1998, y aquello dio hasta pena ajena.

Fíjese que nunca antes en la historia se habían sobrepasado la barrera de los cinco mil jonrones, o quedado cerca, desde finales de los años 90, en concreto en el tramo comprendido entre el 1998 hasta el 2006, en que ya empezaron a ser muy llamativas. A partir de aquí, comenzaron las sospechas, se amenazó con tomar medidas y entonces - curiosamente - vaya como por arte de magia, los números cayeron a los cuatro mil como promedio en los años dos mil.

Dicho esto, ¿cómo se explica que en la actualidad el numero de estacazos haya crecido tanto?. 

Desde 2014, que tanto la liga como el sindicato anunciaron un endurecimiento de los castigos por doping, con aumentos de 50 a 80 partidos por una primera infracción, de 100 a toda la campaña en caso de que fuera un reincidente e incluso, una expulsión de por vida para una tercera vez, el numero de jonrones no han hecho más que crecer.

Tanto, que excepto la temporada afectada por la pandemia del COVID que se conectaron un poco más de dos mil, desde el 2015 se empezaron a alcanzar las mayores cifras de la historia, como en las temporadas del 2017, 2019 y 2021 donde se llegó a sobrepasar los seis mil jonrones. ¿Qué quiere esto decir?, que hoy el beisbol está diseñado en función del espectáculo, en ver como le sacan el mayor dinero posible a la gente que va a los estadios e incluso, a los que lo ven por el televisor. ¿O no me dirá que se hecha mucho aquel beisbol táctico que se jugaba?. 

Hoy apenas se roba, las cifras han ido bajando año tras año. Ahora te ponen a un cuarto bate como lead off, solo para que tenga más posibilidades de conectarlos. Y no se trata de que todos sean robadores como Rickey Henderson, pero esta claro que el juego agresivo ya no es tan necesario para anotar una carrera, para eso están los jonroneros. Incluso, hoy se estudia como aumentar los llamados "Launch Angle" o ángulos de conexión, y de esa manera hacer que las pelotas salgan hacia arriba una vez conectadas.

Pero más allá de todo eso, y a diferencia de otras ligas profesionales americanas o incluso, del futbol que se juega en Europa, el beisbol en Estados Unidos es un tema familiar. Entre el precio de las entradas, el estacionamiento, los souvenirs, los refrescos y los perros calientes, una familia puede fundir perfectamente más de 300 dólares en un solo partido, y la gente no paga esa cantidad de plata para ver jugadas de corrido y bateo o de squeeze plays, quieren ver jonrones y en plan derby mejor.

Y amigo, eso solo se remedia de una sola manera, alterando el bote de las pelotas. Si en los años 90 José Canseco fue capaz de batear más de 40 jonrones y robarse la misma cantidad de bases, algo que no pudieron los demás pese a estar dopados también, que quede dicho, ¿por que tenemos que admitir que los bateadores de hoy son más potentes que antes?. 

Te digo más, hay quien dice que es por culpa del calentamiento global, ¡que a más calor más bote!. Por otro lado no solo se trata de que tengan más rebote, las MLB se han centrado en la tarea de mejorarlas, su peso, el color, la mejora de las costuras, y eso redunda en lanzamientos con mucha más velocidad y por tanto, en la velocidad de la bola cuando sale disparada también. Todo influye, no vaya usted a creer.. 

A la vista está. 

Hoy los resúmenes en las redes sociales se basan casi en exclusiva en los jonrones que pegó fulano o mengano, son extremadamente repetitivos a la vez que aburridos. 

No sé, no soy especialista, lo que sí sé por ejemplo, es que los grand slams están como los churros, "a tres por quilo". Mientras que en las campañas del 1998 al 1994 nunca se alcanzaron los cien, para la del 2021 ya fueron 159. En este 2024 ya van por 114, y solo los bateadores del Arizona tienen nueve, cuando en todo el 1943 fueron apenas 13.

Con algo más de 200 libras el dominicano Oneil Cruz rompió el Statcast desde el 2015 con un trallazo de 112 millas por hora, y la bola cayó a casi 440 pies. Hoy chicos de apenas 190 libras como Corey Seager, Elly de la Cruz, Francisco Lindor, Bobby Witt, Trea Turner e incluso el campeón del derby de este año, Teoscar Hernández, que no impresionan tanto por sus físicos, son capaces de batear con tanta fuerza y alcanzar tantas distancias con sus batazos como lo hicieron Bo Jackson, Frank Howard, Albert Bell, David Ortiz, Barry Bonds, Cecil Fielder, José Canseco o incluso Frank Thomas. 

Entiendo que Ohtani no tiene la culpa de esto, esta fue la pelota que le tocó jugar y es pareja para todos, y en su caso desde que debutó con Angelinos está logrando cosas que nos dejan con la boca abierta, en el box también aunque este operado, de ahí que su popularidad supere a la mayoría de los jugadores del patio en un deporte tan nacionalista como este, pero eso no me limita a mi a decir lo que creo en este sentido. Otra cosa es que tenga o no razón.

Por Jorge García
Maldita Hemeroteca
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