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Bar Sloppy Joe, en la confluencia de las calles Zulueta y Animas |
En Cuba no existe memoria histórica, lo cual demuestra lo ignorantes que somos o nos han convertido. La memoria histórica busca transmitir, ya no solo el periodo de nuestras guerras por la independencia, sino aproximarse a la verdad de lo ocurrido durante las etapas democráticas que vinieron después, así como de las figuras y movimientos que fueron construyendo los nexos de nuestra cultura e identidad como Cubanos libres.
Nos permite recordar aquellos sucesos del pasado, recrear el momento y los motivos por los cuales cambiaron el sentido de nuestras vidas. Claro, se entiende que como está la situación en la isla en estos momentos en que por no haber no hay ni agua para bañarse, la memoria historia le importe al Cubano menos que un carajo. Ya lo vimos el otro día, cuando un grupo de jóvenes no sabía ni donde había nacido el general Máximo Gomez. Por fortuna están los que se resisten y que no son pocos tampoco, no vaya usted a creer.
Pero observe este ejemplo y se percatará del daño que produce no conocer la historia. Por un lado nos resignamos a que la historia de nuestra república haya sido borrada de un plumazo, incluso los hay que hasta lo ven bien porque creen que fue un pasado colonialista y capitalista ya superado, sin embargo no se percatan de que por esa misma falta de información perpetúan hechos y personas que, por el contrario, resultaron nefastas para esa misma historia.
Un ejemplo concreto es la calle "Zulueta", una de las más populares de la Habana. Y fíjese que desde hace seis décadas que comenzó esa limpieza de memoria, Zulueta sigue estando ahí, inamovible en el subconsciente callejero de la gente. En cambio, me atrevería a asegurar que son miles - incluso millones - los que ignoran que desde 1909 esa calle se rebautizó con el nombre de Ignacio Agramonte, que para muchos - entre los que me incluyo sin ninguna duda - fue el más grande patriota de nuestra historia libertaria.
Mire, otro descendiente de vascos, Domingo de Goicuría, que la historiografía castrista lo recoge como independentista, de hecho fue ajusticiado por ese motivo, en realidad había sido promotor de proyectos de mano de obra semi esclava desde Canaria, Galicia o Cantabria, muchos de los cuales solían ser trasladados a Cuba en condiciones miserables. Goicuria incluso inició otra empresa de importación de yucatecos desde México con la firma Zangróniz y Hermanos, que en 1855 introdujo en Cuba 416 nativos. Para turismo no era.
Con los años su familia - heredera de todo ese imperio - construyó importantes bienes en la zona de Álava, entre ellos el palacio de Vitoria, hoy museo de bellas artes, mientras que su hijo, Alfredo Zulueta, mandó construir una Casa-Hotel conocida hoy como el Palacio Zulueta en Vitoria Gasteiz, ese que está en la foto, que bien que podrían venderlo y con ese dinero ayudar a los descendientes de todos aquellos que esclavizaron.
Pero no, como borregos le seguimos llamando Zulueta y ya está. Que más da dirán algunos. Oiga amigo, sepa que si en Cuba hubo un hombre verdaderamente cruel y malvado fue este emigrante vasco Julián Zulueta y Amondo, marqués de Álava y vizconde de Casablanca, que además de haber sido un coronel de voluntarios, fue un negrero que siempre se pronunció en favor de la trata y de la esclavitud en la isla y que la practicó estando ya prohibida desde 1835.
Que esos pobres seres que contrabandeaba desde el África, le convirtieron en el hombre más rico que había en la isla en esos años. "El oficio" lo aprendió de su tío Tiburcio Zulueta, dueño de algunos de los mas importantes cafetales y otro enfermizo contrabandista de esclavos, pero Julián le superó con creces. Llegó a ser propietario en Cárdenas de dos centrales azucareros, el Álava, bautizado así en recuerdo a su región natal, y el España. Además, muy cerca de allí tenía dos centrales más, el Vizcaya y el Habana.
Se dice que Zulueta aprovechó su influencia para presionar a las diputaciones vascas en España para que enviaran cuerpos expedicionarios que colaboraran en la represión de los insurrectos durante la guerra de los diez años. No solo eso, es que las cuatro unidades voluntarios que participaron el ocho de marzo de 1896 en la defensa de Candelaria y en apoyo al batallón de San Quintín, unos 80 hombres eran los llamados "txapelgorris vascos" al mando del capitán Matías Albade.
En 1851 inauguró un barracón con capacidad para 700 esclavos, y ya para el 1856 tenía la friolera de 1.475 negros sometidos en sus inmensas plantaciones cañeras. Junto a su esposa Francisca Dolores Samá, por cierto sobrina del benefactor de Marianao, el señor Salvador Samá, le achacaron más de 23 expediciones negreras, casi todas desde Cabinda en Angola, aunque una de ellas, con 1200 negros, la perdió al ser sorprendido y denunciado por el cónsul británico mientras desembarcaban por las costas de Playa Girón.
Y aunque estuvo preso mes y medio en el Morro, al final el capitan general José Gutiérrez de la Concha le exculpó de todo delito. Aún así, ya estaba en la lista negra de Gran Bretaña, de hecho le volvieron a pillar en 1863 con otro cargamento de 1.073 esclavos, aunque esta vez ni siquiera pisó la cárcel. Según el historiador británico Hugh Thomas, que la mayoría de los aproximadamente 100 mil esclavos que llegaron a Cuba entre 1858 y 1862, fueron introducidos por Julián Zulueta
Por supuesto, se pronunciaba en contra de la independencia de Cuba como es fácil de suponer. Dicen que solía decir: “A los cubanos conviene darles todo menos la independencia”. Al menos así lo afirmó Juan Francisco Calcagno, que para escribir su libro "Diccionario Biográfico Cubano" de 1878, le consultó a Blas Villate, el implacable Conde de Valmaseda y capitán general, asuntos relacionados con la insurrección cubana.
Se dice que Zulueta aprovechó su influencia para presionar a las diputaciones vascas en España para que enviaran cuerpos expedicionarios que colaboraran en la represión de los insurrectos durante la guerra de los diez años. No solo eso, es que las cuatro unidades voluntarios que participaron el ocho de marzo de 1896 en la defensa de Candelaria y en apoyo al batallón de San Quintín, unos 80 hombres eran los llamados "txapelgorris vascos" al mando del capitán Matías Albade.
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Palacio de Álava, en Vitoria Gasteiz, propiedad de Alfredo Zulueta |
Mire, otro descendiente de vascos, Domingo de Goicuría, que la historiografía castrista lo recoge como independentista, de hecho fue ajusticiado por ese motivo, en realidad había sido promotor de proyectos de mano de obra semi esclava desde Canaria, Galicia o Cantabria, muchos de los cuales solían ser trasladados a Cuba en condiciones miserables. Goicuria incluso inició otra empresa de importación de yucatecos desde México con la firma Zangróniz y Hermanos, que en 1855 introdujo en Cuba 416 nativos. Para turismo no era.
Pero en el caso de Zulueta, no solo se dedicaba a contrabandear negros, también chinos, de hecho el 3 de junio de 1847 trajo 206 culíes en la fragata Oquendo y a los pocos días arribaron 365 esclavos más.En un informe realizado en 1874 a nombre de la Asociación de Hacendados de Cuba, se señaló a Zulueta como responsable de la importación de 58 mil braceros chinos desde 1847 hasta ese año. De hecho el historiador cubano Manuel Moreno Fraginals asegura que fueron 160 mil durante el siglo XIX.
Según Fraginals, entre los vascos que más destacaron en esta execrable práctica estaban José Antonio Ybarra, Juan José Zangroniz, Martín de Zavala, Francisco de Bengoechea Salvador Martiartu. También estaban asociados los González-Larrinaga, los Pérez de Urria así como otro de los mayores, Domingo Aldama Arechaga, uno de los hombres más ricos de Cuba y dueño del Palacio de Aldama en la Habana.
Y hablando de ricos ya para terminar, le diré que la fortuna de Julián Zulueta fue valorada en más de 16.600 millones de pesos oro, más otros 4 mil cien millones en billetes, cifras que hoy equivaldrían a más - menos 13. 650 millones de dólares o lo que es lo mismo, 12 mil millones más que lo que tiene el actual dueño del club de futbol Real Madrid, Don Florentino Pérez.
Dicho esto le hago una pregunta: ¿Quién le llama a esa calle Ignacio Agramonte?.
Nadie, ni siquiera los mismos negros que probablemente viven por allí, y que incluso, hasta puede que sus tatarabuelos fueran esclavizados por este hijo de la gran puta. No solo eso, una importante población de Remedios, en la provincia de Villa Clara, donde Zulueta fue propietario también del central Zaza y del ferrocarril que llegaba hasta Caibarién, sigue llevando su apellido sin que ninguno de aquellos negros haya protestado jamás. ¿Porque?, pues porque pueden que ignoren la historia de sus antepasados.
En cambio, sí tuvimos que soportar que a la estatua de Estrada Palma fuera arrancada de su pedestal, y que encima le dejaran sus zapatos clavados para humillar aun más su memoria, y allí estuvieron hasta el 2020. Es que para poder justificar esa dictadura, todo lo que significara una Cuba prospera y libre, aun con todos sus defectos, necesitó ser borrada por la histeria de ese enfermo comunista y sus secuaces. Por eso cuando nos topamos de nuevo con la historia, con la memoria histórica, es que entendemos en realidad quienes fuimos pero sobre todo quienes somos hoy. Recordando al propio Estrada Palma: "Ni republica ni ciudadanos".
Por Jorge García
Maldita Hemeroteca.
Fuentes:
-Artículos de la prensa Vasca.
-Manuel Moreno Fraginals: El Ingenio
-AZCONA, José Manuel. América: el continente olvidado por la historiografía
entre 1940 y 1990. Revista de Indias. 1989.
-Vascos en el tráfico de esclavos
al Caribe (siglos xviii y xix)
Urko Apaolaza Ávila.