Ser presidente es sinónimo de estatus y poder gracias a ser el máximo representante de una nación, ya sea por las urnas o por una dictadura. Como quiera significa un cargo con una responsabilidad altísima, de manera que los coches presidenciales suelen estar a la altura de esos dueños.
Para que se tengan una idea, en 1962, un grupo de terroristas intentaron darle muerte al presidente francés Charles de Gaulle por su decisión de conceder la independencia a Argelia. Le dispararon 140 balas, perforaron las ruedas del coche y dos guardias motorizados perdieron su vida, pero gracias a la suspensión hidroneumática de ese Mercedes Benz DS, el presidente galo pudo escapar. Así mismo tenemos los Papa Móviles, los icónico Rolls-Royce Phantom IV de la casa real del Reino Unido, la Bestia de Estados Unidos con su impresionante Cadillac One etc, sin embargo España no se queda atrás.
Se encuentra en el tercer piso de la galería de coches Reales, y donde se pueden apreciar los utilizados en el siglo XVI para transportar, por ejemplo, a Felipe II entre los distintos Reales Sitios o en sus jornadas de caza, así como diversas carrozas, trineos reales, la litera del emperador Calos V y hasta un carruaje infantil de Isabel II. En realidad Hitler no se lo regaló por bueno, lo que quería era restregarle en la cara al caudillo gallego la superioridad de la tecnología alemana.
Y si el de Obama cuando fue a Cuba causó sensación, le llamaban "La Bestia", y que los cubanos jamás habían visto algo similar, imagínese si rueda este armatroste en la Habana. Basta decir que pesa la friolera de 3,7 toneladas, tiene un largo de 5,97 metros de longitud, posee frenos hidráulicos y un motor de ocho cilindros en línea, con 5,4 litros de cilindrada y 115 CV de potencia, que quizás hoy no sea tanto, pero para la mitad del siglo XX era una salvajada.
Tambien se expone otro coche Mercedes, quizás no tan extravagante pero una belleza igual. Se trata de un modelo Grosser, tipo Pullman Limousine, para siete ocupantes y con 155 caballos de potencia, comprado en 1945 por el consulado Español en Berlín a un precio de 60 mil marcos, para el caudillo gallego. Esa cifra hoy serían 30 mil euros o 5 millones de pesetas españolas, pero 60 mil marcos en 1945 no se bajaba hoy de 1 millón 400 mil. Por cierto, en la década del 20, y con la moneda devaluada, Alemania llegó a tener un billete de 100 billones de marcos. Una locura.
No hombre no, claro que no, nos referimos al Falcon, ese avión que coge don Pedro "el hermoso" para ir desde Santiago de Compostela a la Coruña que es un tramo que lo hago yo en bicicleta, si no a un coche Mercedes Benz de los más raros y exclusivos que ha fabricado esa prestigiosa marca alemana. Este Mercedes-Benz Especial, tipo todo terreno, era de la serie 540 G4 W31, de seis ruedas, y fue un regalo que le hiciera Adolf Hitler a su homólogo español Francisco Franco en enero de 1940.
También los hay que dieron ejemplo de austeridad. Como el presidente de Uruguay y ex guerrillero tupamaro, José "Pepe" Mujica. Apenas se desplazaba en el Volkswagen Bettle del año 1987 - como todo un populista de izquierdas - aunque en su caso el tipo era un tío justo, de hecho ese traste se lo quisieron comprar en un millón de dólares y no lo vendió. Él mismo lo dijo, que había sido un jeque árabe. Eso sí, le dejó un hueco en la economía uruguaya donde cabían el suyo, el de Franco y hasta la Bestia de Obama juntos.
Maldita Hemeroteca